El Sistema Fascial y su Impacto en la Postura Corporal

En la configuración de nuestra postura corporal, intervienen numerosos factores, entre ellos los pies, la vista, el sistema vestibular, las emociones, y más. Sin embargo, en esta ocasión, nuestro enfoque recae en el sistema fascial y su relevancia en la postura.

La Fascia: Un Tejido Esencial

Para adentrarnos en el tema, es crucial entender qué es la fascia. La fascia es un tejido conectivo que abraza y envuelve todas las estructuras del cuerpo, formando una membrana continua que las rodea. Desempeña un papel fundamental al otorgar protección, soporte y forma al cuerpo humano. Este tejido, rico en colágeno, posee propiedades únicas: regula la temperatura corporal, se adapta a diversas formas, recupera su estructura original, transmite y distribuye fuerzas, y nutre las estructuras circundantes, entre otras funciones esenciales.

Lo fascinante de la fascia radica en su naturaleza continua e interconectada con las demás estructuras corporales. Cualquier anomalía en una región del cuerpo puede afectar otras áreas debido a la continuidad de este tejido.

Las Estructuras Fasciales y el Tendón Central

A pesar de su continuidad, las estructuras fasciales se han dividido en segmentos para facilitar su estudio. Entre ellas, destacamos el tendón central, una estructura fascial crucial que se extiende desde el suelo pélvico hasta la base del cráneo, atravesando el diafragma y literalmente atravesando nuestro cuerpo. Imaginemos ahora la capacidad de la fascia para deformarse. ¿Qué sucede si el tendón central se acorta y tensa? Esto generaría una fuerza interna que perturbaría nuestra postura corporal.

Factores que Afectan la Fascia y la Postura

La siguiente pregunta que surge es: ¿Qué factores pueden desencadenar trastornos en la fascia y, por ende, influir en nuestra postura?

  1. Posturas Mantenidas: Pasar largas horas en una posición sedentaria o realizar movimientos repetitivos y continuos puede provocar retracciones en el tejido fascial.
  2. Alteraciones Nutricionales: La carencia de aminoácidos, en particular prolina, lisina y glicina, además de la falta de vitaminas A y C, puede contribuir a problemas en la fascia.
  3. DesHidratación: La falta de hidratación puede reducir la elasticidad de los tejidos y tener un impacto negativo en la salud en general.
  4. Problemas de Oxigenación: La exposición al tabaco u otros componentes tóxicos, como en ambientes industriales, puede afectar la oxigenación de la fascia.
  5. Alteración en la Irrigación Sanguínea: Condiciones como la estenosis o las varices pueden afectar el flujo sanguíneo que llega a la fascia.
  6. Cicatrices: Las cicatrices resultantes de cirugías, por ejemplo, pueden modificar la continuidad del tejido fascial y volverlo más rígido.
  7. Enfermedades Sistémicas: Problemas de salud sistémicos, como cáncer o tumores, también pueden influir en la salud de la fascia y, en última instancia, en la postura corporal.

Es importante destacar que cada persona es única, y estos factores pueden afectar a individuos en mayor o menor medida, a menudo sin síntomas evidentes. Conocer estos factores es esencial para cuidar de nuestra postura y nuestra salud en general.

Si experimentamos dolor cervical, lumbar, rigidez en el tronco u otros síntomas relacionados con la postura, es posible que hayamos alcanzado un punto en el que los trastornos posturales superan nuestra capacidad de adaptación. En tal caso, es recomendable buscar la orientación de un fisioterapeuta y seguir sus consejos.

La fascia es un tejido que influye de manera significativa en nuestra postura, y su cuidado adecuado es fundamental para prevenir dolores y molestias en el futuro.

Cuidar nuestra fascia es una inversión en nuestra salud y bienestar a largo plazo. Los factores que pueden alterar este tejido continuo y afectar nuestra postura son diversos y a menudo pasan desapercibidos. Sin embargo, al comprender su importancia y estar conscientes de los posibles desencadenantes de trastornos fasciales, podemos tomar medidas preventivas.

La clave radica en la prevención y la atención temprana. Si experimentamos síntomas relacionados con la postura, como dolor cervical, lumbar o rigidez, no debemos ignorarlos. Son señales de que algo no va bien en nuestro sistema fascial.

Consultar a un fisioterapeuta y seguir sus recomendaciones es la mejor forma de abordar estos problemas. Los profesionales de la fisioterapia cuentan con el conocimiento y las técnicas necesarias para ayudarnos a recuperar y mantener una postura saludable.

Y es que nuestra fascia desempeña un papel crucial en nuestra postura corporal, y es responsabilidad nuestra cuidarla. Con la información y la atención adecuadas, podemos prevenir problemas futuros y disfrutar de una vida más saludable y libre de molestias. Invierte en tu bienestar y presta atención a tu fascia; tu cuerpo te lo agradecerá.

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