Epilepsia sintomática

Epilepsia sintomática: entendiendo la enfermedad

La epilepsia sintomática es un trastorno neurológico que se caracteriza por la aparición de convulsiones recurrentes. Estas convulsiones son el resultado de anormalidades en la actividad eléctrica del cerebro y pueden variar en intensidad y duración. Comprender esta enfermedad es fundamental para su manejo adecuado y para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

En Clínica Uner somos especialistas en el manejo de los trastornos causados por daños cerebrales, conocemos perfectamente la importancia de una buena asistencia en estos casos y en este artículo te contamos todo lo que necesitas saber acerca de esta condición.

¿Qué es la epilepsia sintomática?

La epilepsia sintomática es un tipo de trastorno epiléptico en el que las convulsiones son desencadenadas por una lesión o anormalidad en el cerebro, como una lesión cerebral traumática, un tumor cerebral, una infección cerebral o una malformación congénita.

A diferencia de la epilepsia idiopática, donde no se puede identificar una causa subyacente, esta variante tiene un origen conocido. Esta condición puede afectar a personas de todas las edades y puede presentar una amplia variedad de síntomas y niveles de intensidad. Es importante diagnosticar y tratar adecuadamente esta forma de la enfermedad para controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida del paciente.

Síntomas y tipos de crisis epilépticas

Es importante profundizar en la comprensión de las diferentes manifestaciones que pueden experimentar las personas afectadas por epilepsia sintomática. Estas crisis se dividen en convulsiones focales y convulsiones generalizadas, cada una con características distintivas y efectos sobre el individuo.

Convulsiones focales

Las convulsiones focales, también denominadas convulsiones parciales, se caracterizan por afectar inicialmente a una parte específica del cerebro. Los síntomas pueden variar considerablemente según la región cerebral afectada. Algunos pueden experimentar movimientos involuntarios en una parte del cuerpo, mientras que otros pueden experimentar sensaciones anormales, cambios en la percepción o emociones intensas.

Convulsiones generalizadas

Las convulsiones generalizadas involucran ambos hemisferios cerebrales desde el inicio y pueden causar pérdida de conciencia y movimientos corporales bruscos y rítmicos. Estas convulsiones pueden presentarse en diferentes formas, como convulsiones tónico-clónicas, ausencias, mioclónicas o atónicas, cada una con características específicas.

Es fundamental reconocer y distinguir entre estos tipos de crisis epilépticas para un diagnóstico preciso y un tratamiento correcto de la epilepsia sintomática, ya que cada tipo puede requerir un enfoque terapéutico diferente.

Causas de la epilepsia sintomática

Es importante comprender que la epilepsia sintomática no es una entidad única, sino más bien un conjunto de síndromes epilépticos causados por diferentes factores subyacentes. Estos factores pueden incluir lesiones cerebrales traumáticas, como hematomas o contusiones, malformaciones congénitas del cerebro, como displasias corticales o esclerosis tuberosa, y enfermedades cerebrales degenerativas, como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson.

Además, las infecciones del sistema nervioso central, como la encefalitis o la meningitis, pueden provocar las crisis, al igual que los accidentes cerebrovasculares que interrumpen el suministro de sangre al cerebro. En algunos casos, puede ser el resultado de trastornos genéticos heredados que predisponen a una mayor susceptibilidad a las crisis epilépticas.

Es importante tener en cuenta que las causas pueden variar según la edad y el historial médico del individuo, y un diagnóstico preciso es fundamental para guiar el tratamiento y la gestión de la enfermedad. El conocimiento de estos factores causales puede ayudar a los profesionales de la salud a identificar y abordar eficazmente los desencadenantes subyacentes de las crisis epilépticas, mejorando así la calidad de vida de quienes viven con esta condición.

Diagnóstico y tratamiento de la epilepsia sintomática

La importancia de realizar un diagnóstico preciso, radica en saber qué tipo de variante es y cómo abordarla mediante el tratamiento más adecuado. El diagnóstico de la epilepsia sintomática comienza con una evaluación exhaustiva de la historia clínica del paciente y sus síntomas, seguida de pruebas diagnósticas como el electroencefalograma (EEG), la resonancia magnética cerebral (RMN) y posiblemente análisis de sangre para descartar otras condiciones médicas.

El EEG es una herramienta indispensable para detectar actividad eléctrica anormal en el cerebro, mientras que la RMN proporciona imágenes detalladas del cerebro para identificar posibles lesiones o anomalías estructurales.

Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento se enfoca en controlar las crisis epilépticas y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones terapéuticas pueden incluir medicamentos antiepilépticos para prevenir las crisis, cirugía cerebral para extirpar la zona del cerebro que genera las convulsiones, estimulación del nervio vago para modular la actividad cerebral, y terapias complementarias como la dieta cetogénica o la terapia ocupacional.

Es importante trabajar en colaboración con un equipo médico multidisciplinario, que puede incluir neurólogos, neurocirujanos, psiquiatras, fisioterapeutas y otros especialistas, para desarrollar un plan de tratamiento integral que aborde las necesidades específicas de cada paciente. El manejo de la epilepsia sintomática requiere un tratamiento individualizado y continuo para optimizar los resultados a largo plazo y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno familiar.

Prevención y manejo de las crisis de epilepsia

El manejo de la epilepsia sintomática implica una combinación de medidas para prevenir su aparición y para manejarlas de manera efectiva cuando ocurren. La prevención incluye identificar y evitar los factores desencadenantes conocidos, como la falta de sueño, el estrés o el consumo de alcohol. Además, es importante seguir rigurosamente el plan de tratamiento prescrito por el médico, incluyendo la toma regular de medicamentos antiepilépticos.

En cuanto al manejo de las crisis, es fundamental mantener la calma y garantizar la seguridad de la persona afectada durante el episodio. Esto puede implicar acostarla en un lugar seguro y retirar objetos cercanos que puedan causarle daño. Es importante no intentar contener los movimientos convulsivos, pero sí proteger la cabeza y el cuerpo para evitar lesiones. Una vez que la crisis ha pasado, es necesario proporcionar apoyo emocional y buscar atención médica si es necesario.

Cabe destacar que cada caso es único, por lo que es importante trabajar en colaboración con el equipo médico que corresponda para desarrollar un plan de prevención y manejo personalizado.

PRIMERA CONSULTA GRATUITA

965 124 686

Scroll al inicio
Abrir chat
Hola!!
¿En qué podemos ayudarte?