Pautas para la estimulación del lenguaje durante la infancia

Cada vez es mayor el número de niños y niñas que acuden a consulta para trabajar el lenguaje y el habla. Las demandas son debidas a que habla poco, habla flojo, no se le entiende, solo señala y no habla, y otras situaciones parecidas. Por eso que hoy queremos daros algunas pautas para la estimulación del lenguaje durante la infancia que las familias podéis hacer con vuestros hijos.

Sabemos que al principio os puede costar y tendréis que estar muy atentos a todas las situaciones que se os presenten pero con el paso del tiempo observareis que lo habéis automatizado y “os sale solo”. Pero sobre todo, descubriréis que obtenéis el resultado que deseáis para vuestros hijos.

Pautas para aumentar la interacción social y comunicación durante la infancia

1. Interactuar tanto con personas conocidas (familiares, amigos, vecinos) como desconocidas (dependienta de una tienda habitual, vecinos de las vacaciones, camarero…), creando situaciones en las que tenga que trasmitir un deseo o necesidad a través del lenguaje oral o el gesto, aprovechando los propios momentos de la vida diaria: comer, beber, dormir, jugar, etc. Para ello, identificaremos esta situación de necesidad y la aprovecharemos, siempre teniendo en cuenta que sea lo más genérica, funcional y repetible posible.

Por ejemplo: Estamos en un restaurante y nuestro hijo de 4 años nos pide un refresco. Ante esta situación, podemos pedirle que vaya a llamar al camarero y pedirle el refresco él mismo. Estamos creando una situación de comunicación a partir de un momento generado de forma espontánea, no obstante, esta solución nos lleva a una situación de comunicación que para nuestro hijo será poco genérica y repetible, ya que no es un hecho habitual. Sin embargo, podemos llamar nosotros al camarero e invitar al niño a que sea él mismo quien pida su bebida. Si observamos que no se atreve, podemos ayudarle a través de indicaciones que hagan su respuesta más sencilla y corta. Por ejemplo: es naranja, se bebe, tiene burbujas… ¿qué es?

2. Proporcionar buenos contenidos verbales que le ayuden a comprender la relación entre lo que le decimos y lo que pasa en su entorno, proporcionando un lenguaje sencillo, concreto y en primera persona para facilitarle y/o favorecer la expresión oral. Por ejemplo, a través de las preguntas: ¿qué ha pasado?, ¿qué podemos hacer?, ¿de qué color es?, ¿es grande o pequeño?, ¿te gusta mucho o poco?, me enseñas como gira…

3. Interaccionar con el niño y que, a su vez, este disfrute con la interacción. Para ello prestaremos especial atención al juego interactivo (aquel que implica la existencia de otra persona para poder ser llevado a cabo) como medio de aprendizaje y favorecedor del lenguaje oral, desde una actitud positiva y activa.

Por ejemplo, nos sentaremos en su mesita y sillita para hablarle, jugaremos, reiremos y mostraremos disfrute al hacerlo, nos pondremos a la altura de sus ojos y esperaremos de forma paciente. Al mismo tiempo, evitaremos expresiones faciales que denoten cansancio o impaciencia, recriminar o indicar que se equivoca a cada momento, o tener el móvil cerca de forma que nos pueda generar distracciones.

4. Tener en cuenta la estructura, repetición y previsibilidad en su vida. Debemos empezar por un lenguaje funcional, es decir, es preferible comenzar por frases cortas a pretender frases muy largas que nunca lleguen. De la misma forma, siempre será mejor lograr muchos momentos de interacción cortos que uno solo, por muy largo que sea. Por ejemplo, en ocasiones, con el fin de alargar el lenguaje, cometemos el error de forzar frases muy largas que nosotros mismos nunca utilizaríamos. Así, cuando nuestro hijo nos diga: “quiero ir al aseo” (frase corta y funcional) no debemos corregirle para que nos diga algo más largo como: “Papá, quiero ir al baño de este restaurante por favor”.

 

Estrategias vinculadas a una mejora en cuanto a la generalización y uso del lenguaje

A continuación, detallamos diferentes estrategias de vinculadas a una mejora en cuanto la generalización y uso del lenguaje:

1. Aumentar su iniciativa comunicativa e interacción social:

  • Crear más situaciones de comunicación en las que el niño tenga que expresar, a través de lenguaje verbal y no verbal, más necesidades, deseos e intereses propios.  La mejor forma para conseguirlo es pasar el mayor tiempo posible con ellos y estar atentos a los momentos donde podemos crear una situación de comunicación idónea.
  • Dar sentido funcional a las respuestas del niño, ya sean verbales o no verbales, incluyendo lenguaje en sus acciones o reacciones. Por ejemplo: Si nos dice “illa”, nosotros diremos ¡sí, sssilla!, dándole un sentido funcional a su respuesta y a su esfuerzo, remarcando el fonema omitido, Por el contrario, no debemos insistirle a cada momento con expresiones como: a ver repite, mírame, atiende, … s-s-s-si-sill-silla.
  • Interpretar cada cosa que haga, como posibles intenciones comunicativas o respuestas. Ya sean miradas, gestos o palabras.

2. Favorecer y mejorar su relación social y comunicativa:

En determinadas ocasiones, para que el niño pueda comprender lo que los demás le decimos debemos adaptar nuestro lenguaje e intentar que este sea significativo para él. Para ello utilizaremos un lenguaje sencillo y concreto, haciendo énfasis y modulando el tono de voz en cuanto a los aspectos más relevantes y sin hacer un uso excesivo de palabras, intentando hacer visibles las mismas a través de imágenes, materiales, etc.

Cuando interaccionamos con el niño, debemos ser conscientes de que buscamos que él se comunique con nosotros. Por este motivo, atenderemos a las siguientes pautas:

  • Hablar menos
  • Hacerlo de manera lenta o más pausadamente
  • Hacerlo visible, utilizando los gestos

El niño necesita sentirse familiarizado con los objetos, la gente y las acciones en una determinada situación para que las palabras tengan mayor sentido para él.  Utilizando siempre las mismas palabras dentro de contexto determinado le ayudaremos a comprender de manera adecuada el lenguaje y consecuentemente llegar a afianzar y generalizar el uso de más palabras funcionales. Por esta misma razón, intentaremos no dar por sentado que entiende situaciones o información verbal que antes no se haya vivido o entrenado.

Por otro lado, cabe destacar que para el niño puede ser muy difícil concentrarse en entender lo que pasa y al mismo tiempo tener que hacer otras cosas como hablar. Por ello, deberemos hacer menos hincapié en que hable cuando tratemos de explicarle alguna situación.

Así, aconsejamos cerciorarnos bien de que el niño verdaderamente ha entendido una situación antes de pedirle que hable. Le podemos ir haciendo preguntas sencillas, en las que responda sí o no, o con una palabra, ya que si es capaz de comprender una situación e incluir lenguaje en ella las posibilidades aprendizaje significativo será mucho mayor.

3. Aumentar el uso del lenguaje en sus inicios o respuestas:

Cuantas más veces tenga la oportunidad de elaborar y utilizar lenguaje mejor podrá consolidar tanto las palabras nuevas como las que ya forman parte de su repertorio funcional. Por lo que incluir al niño en todo lo que hagamos e incitarle a tener que relacionarse con los demás dará la oportunidad de poner en marcha el uso del lenguaje, ensayarlo y perfeccionarlo de manera más adecuada y natural.

4. El juego como medio de interacción social:

Gran parte de lo que el niño necesita saber sobre lo que significa la comunicación, lo puede obtener a través de los juegos interactivos, es decir, aquellos que se llevan a cabo junto a más personas.

Participando en un juego interactivo el niño aprende a:

  • Prestarte atención y a imitar lo que haces
  • Turnarse
  • Darte la oportunidad de usar tu turno
  • Empezar el juego
  • Terminar el juego
  • Empezar un juego nuevo

Al niño le será fácil participar en esta clase de juegos interactivos porque:

  • Son estructurados y predecibles
  • Tienen acciones, sonidos y palabras que se repiten
  • Sabe lo que tiene que hacer y cuando le toca
  • Incluyen sensaciones que le gustan
  • Son divertidos y excitantes para él, y le motivan a seguir jugando.

 

Aunque puedes empezar un juego interactivo con el niño por tu cuenta, generalmente la mejor manera de iniciar uno es observar al niño y unirte a lo que está haciendo, mirando o tocando, y a continuación darle forma y función de juego.

Los juegos interactivos son divertidos, aunque requieren mucha práctica antes de que cada participante domine su turno, por lo que utilizaremos las siguientes estrategias:

  • Repite lo que haces y dices:  Al empezar, durante y cuando se acabe el juego. A su vez, repite el juego a menudo y con distintas personas.

Todo juego interactivo necesita de un inicio identificable, palabas y acciones específicas que el niño asocia con el juego. Si inicias el juego siempre de la misma manera, le haces saber al niño lo que va a pasar y le das un modelo que pueda imitar para que después lo pueda pedir. Pero si cambias lo que dices, “te voy a pillar” una vez, “jugamos al pilla-pilla” otra vez, le dificultas entender que grupo de palabras son las que da comienzo al juego. Igual pasaría en la finalización.

  • Da ocasión para que el niño use su turno y proporciónale claves que sean capaces de planificar el juego entre ambos:

Para o detente ante una situación que denotes que le gusta e intenta interpretar lo que haga como parte del juego (miradas, movimientos, sonidos…), respétalo y dale su tiempo, de esta manera darás forma al juego hasta planificar la toma de turnos. Cuando ya esté familiarizado, induce sus respuestas, incluye palabras y modela hasta que el niño pueda tomar la iniciativa.

 

  • Continua y divierte, muéstrate vivaz y animado y haz que la interacción dure lo máximo posible.

Cuanto más divertido, y motivante sea el juego más posibilidades tendremos de ensayo, teniendo la posibilidad de aumentar la complejidad del juego, incluyendo más lenguaje y compartiéndolo con más personas.

Los juegos siempre tendrán una relación estrecha con el tipo de intereses que definen al niño. Por ejemplo, si le gusta la pelota, el columpio y diferentes juguetes que desarrollen e impliquen una acción-reacción, apostaremos por juguetes dinámicos, que aporten movimiento e interrelación entre dos o más personas.

RECORDAD:

 

  • Aceptar que tome la iniciativa
  • Adaptarnos para «compartir el momento»
  • Agregar lenguaje y experiencia.

Nuestra atención incondicional y disposición a responder con cariño a los intentos de nuestro hijo por comunicarse lo ayudarán a adquirir confianza en sí mismo y le brindarán una sensación de poder y satisfacción que estimulará su lenguaje.

Escrito por: Nerea Lozano Belando

Corregido por: Dra. M. Jesús Gómez López

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