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- Síndrome del cuidador quemado
Hay muchos estudios realizados sobre el Síndrome del Cuidador quemado, en este artículo, voy a reflejar la realidad que me encuentro en algunas de nuestras familias.
En el entorno familiar de las personas dependientes, casi siempre existe un miembro que soporta mayor responsabilidad en su cuidado, a esa figura se le denomina “Cuidador Principal”, son cuidadores informales, porque no tienen ningún tipo de formación.
Dependiendo de la carga y responsabilidad, en muchos casos los cuidadores acaban padeciendo el “Síndrome del Cuidador Quemado”.
Se inicia la etapa del cuidado con altas expectativas, con fuerza y con esperanza de recuperación, en el fondo no saben a lo qué se enfrentan, no tienen formación ni herramientas, eso les genera sentimientos encontrados, según va pasando el tiempo, el cuidador se va quemando y empieza a tener sentimiento de frustración, culpa, estrés, ansiedad o depresión.
Consecuencias del síndrome cuidador quemado
Frustración y ansiedad, porque pasa el tiempo y no ven el resultado esperado, culpa, porque ya no tienen esa paciencia o dedicación que tenían antes, estrés, porque todo su tiempo lo tienen que dedicar al enfermo y por último depresión, porque tienen sentimiento de tristeza continuado, porque van perdiendo el interés por realizar cualquier actividad y porque se sienten cansados y desmotivados.
En ocasiones, los cuidadores no son conscientes de la situación por la que están pasando, porque creen que es lo normal en esos casos.
No creen que “tengan derecho a quejarse”, el enfermo depende de ellos y no se pueden permitir caer, contradictoriamente, empiezan a descuidar su salud, sin tener en cuenta, qué si ellos no se cuidan, al final va a repercutir en la salud del enfermo, por eso es importante transmitir a los cuidadores, que deben de cuidarse ellos primero, para poder cuidar a los demás.
En muchos casos verbalizan, que ellos están bien y que no necesitan nada, pero no suele ser verdad, es importante que la familia no solo preste atención al enfermo, sino también al cuidador.
“Cuando la sobrecarga del Cuidador es excesiva, es muy probable que acabe manifestando problemas de salud, tanto física, como psíquica, convirtiéndose así de cuidador a enfermo, y aumentando los problemas familiares. Por eso es de vital importancia el cuidado del enfermo y del cuidador.
El cuidador cada vez siente más desgaste emocional y físico y va perdiendo su vida personal, mimetizándose con la vida del enfermo.
En algunos casos incluso acaban surgiendo problemas conductuales, debido a la irritabilidad del cuidador, su vida personal desaparece, afecta en el ámbito laboral, social y familiar.
Hay que reorganizar los roles de toda la familia, y el cuidador principal siempre es el que más carga lleva.
Es importante guardar ese equilibrio entre la sobreprotección del enfermo y no exigirle demasiado, tarea muy delicada para el cuidador.
Tiene la responsabilidad de apoyarle a nivel emocional y a la vez de exigirle a nivel terapéutico, para conseguir sacar lo mejor del enfermo.
Y todo esto, sin sentir que toda la responsabilidad recae sobre él, deben de solicitar colaboración y ayuda al entorno que les rodea: familia, profesionales y amigos.
¿QUÉ SÍNTOMAS TIENE EL CUIDADOR QUE SIENTE ESA SOBRECARGA?
- Agotamiento y fatiga continuada
- Desorden alimenticio, aumentando o perdiendo el apetito y en consecuencia, engordando o adelgazando.
- Problemas para dormir, haciendo uso de medicamentos o pastillas.
- Problemas de salud: dolores musculares, palpitaciones, problemas digestivos, ansiedad, depresión…
- Consumo elevado de bebidas con cafeína, alcohol, tabaco…
- Dejadez del aspecto personal.
- Tristeza e irritabilidad y cambios de humor.
- Aislamiento social.
- Pérdida de interés por el ocio y las relaciones con los demás.
¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR O COMBATIR EL SÍNDROME DEL CUIDADOR QUEMADO?
- Es importante poder identificarlo, para recuperar el control de la situación.
- Tener información sobre lo que le pasa al enfermo y sobre la mejor manera de cuidarlo y atenderlo, es de vital importancia.
- Mantenerse motivado, tomarse tiempo para uno mismo, para hacer lo que le gusta.
- Sería recomendable realizar algo de ejercicio, para mantener hábitos saludables y despejar la mente.
- Llevar una buena alimentación.
- Seguir relacionándose con el entorno de amigos y familiares.
- Tener alguna persona con la que poder desahogarse y hablar con ella sobre la situación que está viviendo.
- Descansar las horas adecuadas.
- No descuidar el aspecto físico.
- Fomentar que el enfermo siga haciendo todas las actividades que pueda hacer por sí mismo, eso le va a venir bien a él y al cuidador.
- Tener unas expectativas reales, con respecto a la enfermedad del familiar
- Pedir ayuda: familia, amigos y profesionales.
- El cuidador, no va a ser nunca el último responsable de la recuperación o cuidado del enfermo, es tarea de toda la familia, y así debe de verbalizarlo.
- No tener miedo a recurrir a profesionales de salud mental (psicólogo o psiquiatra), si así lo requiriese.
- Es importante llevar rutinas y tener el tiempo estructurado, eso servirá para poder visualizar las prioridades.
Es importante tener en cuenta, que los cuidadores informales no reciben ninguna contraprestación económica, no tienen formación, ni tienen un horario. Si alguno de ellos estaba trabajando, suelen tener que dejar de hacerlo, generando más conflictos en el ámbito familiar, por la escasez de recursos.
“ES TAN IMPORTANTE CUIDAR LA SALUD FÍSICA Y MENTAL DEL ENFERMO, COMO LA DEL CUIDADOR”