Cada vez se oye más hablar del término de altas capacidades en niños, pero ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo podemos establecer un diagnóstico diferencial? Y al mismo tiempo, ¿Cómo podemos evitar diagnósticos erróneos relacionados con alteraciones atencionales (Ej. TDAH) o con problemas conductuales (Ej. Trastorno negativista desafiante)?
Niños con altas capacidades
Las altas capacidades en niños hacen referencia a la presencia de un nivel de desarrollo, conocimientos y habilidades superior al que le correspondería a una persona en función de su edad cronológica.
Erróneamente, hay personas que consideran la superdotación y las altas capacidades como sinónimos; sin embargo, la superdotación es un subtipo más de las anteriores.
Dentro de las altas capacidades de los niños se incluyen: la superdotación (nivel superior a la media en todas las habilidades cognitivas, coeficiente intelectual (CI) superior a 130, alta creatividad e implicación en la ejecución de las tareas), y el desarrollo de talentos simples (nivel superior a la media en una sola habilidad), múltiples (rendimiento superior a la media en varias habilidades), y complejos (valores superiores a la media en varios ámbitos, incluyéndose habilidades tanto académicas como artísticas).
Las personas con altas capacidades suelen destacar en una o varias áreas de inteligencia; mientras que las personas superdotadas destacan en todas ellas, por lo que un niño con altas capacidades no tiene por qué ser necesariamente un niño superdotado.
Características de los niños y niñas con altas capacidades
A continuación, describiremos algunas de las principales características que definen a los niños y niñas con altas capacidades:
Características emocionales
En su desempeño a nivel emocional suelen:
- Mostrar más facilidad para relacionarse con personas adultas o mayores de su edad cronológica.
- Tener un comportamiento enérgico y activo.
- Expresar sus emociones con contundencia, pudiendo presentar dificultades en la identificación de sus emociones y en su capacidad de autorregulación.
- En ocasiones pueden presentar comportamientos obsesivos, rígidos e incluso insensibles.
- Mostrar resistencia ante los cambios, pudiendo experimentar sentimientos de inadaptación.
- En ocasiones lloran sin motivo aparente, y se sienten incomprendidos/as. Pueden ser hipersensibles y muy intensos/as emocionalmente.
- Cuestionan las órdenes, y suelen mostrar rechazo a las normas que no comprenden o no se les razonan.
- Son extremadamente perfeccionistas y exigentes consigo mismo y con los demás, lo que se traduce en una baja tolerancia a la frustración. Se suele manifestar en conductas disruptivas y agresividad verbal o física.
Características educativas de los niños con altas capacidades
Por otro lado, a nivel educativo:
- Destaca su capacidad de observación y suelen tener más facilidad para retener la información de carácter visual (memoria fotográfica).
- Tienen una elevada ejecución en ámbitos muy concretos (Ej.: la ciencia).
- Prestan mucho interés por el entorno que les rodea, y por temáticas que se adelantan a su edad cronológica. Pueden mostrar especial interés por temas trascendentales (Ej.: guerra, muerte o enfermedad) a edades muy tempranas.
- Aprenden con facilidad y realizan tareas complejas para su edad, especialmente si son de su interés.
- Se benefician de la imaginación y fantasía como estrategias de aprendizaje.
- Destaca una especial curiosidad por conocer su entorno y el funcionamiento de los objetos que le rodean, por lo que suelen realizar preguntas de forma constante.
- Generan una gran cantidad de ideas, alternativas y consecuencias relativas a situaciones concretas.
- En clase suelen manifestar falta de atención, y desconectar con facilidad cuando le aburre o no les interesa la tarea.
- Se pueden desmotivar y abandonar aquella tarea que no les interesa, rechazando las actividades de carácter repetitivo (muestran hastío hacia las experiencias escolares que les resultan lentas y repetitivas).
- Son capaces de generar múltiples estrategias y soluciones hacia los problemas.
Síndrome de la disincronía
En ocasiones se producen desajustes entre la esfera intelectual y el resto de esferas relativas a su personalidad (Síndrome de la disincronía). El síndrome de la disincronía hace referencia a la falta de sincronización en el desarrollo intelectual, social, afectivo, físico y/o motor. Se puede dividir en dos grandes bloques: disincronía interna y disincronía social.
Disincronía interna
La falta disincronía interna, es decir, del niño o niña consigo mismo, puede desarrollarse en tres niveles diferenciados:
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En primer lugar, se puede producir una falta de armonía entre el nivel intelectual y afectivo (Disincronía intelectual-afectiva). La presencia de altas capacidades puede generar en el menor sentimientos de angustia, baja autoestima y estados de ansiedad y/o depresión. El menor presenta una gran capacidad intelectual, pero todavía puede ser emocionalmente inmaduro, pudiendo tener dificultades para aprender a gestionar dicha riqueza intelectual.
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En segundo lugar, una disincronía entre el desarrollo intelectual- psicomotor. Los niños y niñas con altas capacidades aprenden con gran precocidad a leer; sin embargo, pueden tener problemas con la escritura puesto que su evolución motora es más lenta. El desarrollo léxico suele estar más desarrollado, al estar supeditado el desarrollo psicomotriz al desarrollo cronológico (resulta difícil coordinar una gran agilidad mental con los movimientos, aún torpes, de una mano infantil). Forzarlos para que empiecen a escribir sin estar preparados puede provocarles estados de ansiedad e insatisfacción.
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Por último, puede producirse una falta de sincronía o desfase entre dos dominios intelectuales –lenguaje y razonamiento-: Suelen desarrollar antes la capacidad de razonamiento, al ser más abstracta; que la del lenguaje (que no adquieren por sí mismos sino a través de los estímulos auditivos del entorno). En sus primeras etapas, pueden tener dificultades para expresar sus propios razonamientos, al no haber adquirido un conocimiento del lenguaje acorde a las ideas que desean expresar. Asimismo, al ser su comprensión muy rápida, pueden darse casos en los que el niño no memorice lo que se le está explicando, creyendo que basta con entenderlo. En consecuencia, cuando se les pide que repitan dicha lección, pueden llegar a hacerlo con mayor torpeza que otro niño que haya permanecido atento.
Disincronía social
Por otro lado, la disincronía social (relaciones entre el menor con el mundo que le rodea), se puede dividir a su vez en tres grandes bloques:
- En primer lugar, puede existir una disincronía en el ámbito educativo. El desarrollo mental es mayor al del resto de la clase y, al verse obligado a seguir un ritmo de estudios por debajo del que sus capacidades demandan, es posible que se aburra en clase siendo su rendimiento inferior al de la media e incluso no es inusual que los niños con altas capacidades lleguen a suspender y repetir el curso escolar.
- En segundo lugar, destaca la falta de armonía en el ámbito familiar. En ocasiones los progenitores no perciben o no saben dar respuesta a las capacidades y destrezas de sus hijos e hijas con altas capacidades.
- Por último, la falta de sincronía con respecto a sus propios compañeros y compañeras puede provocar aislamiento y sentimientos de incomprensión. Los menores con altas capacidades tienden a relacionarse con niños y niñas más mayores.
Es imprescindible comprender que, no todos los niños y niñas que presentan dichas características y/o alteraciones van a tener altas capacidades; y de la misma manera, no todos los niños con altas capacidades tienen porqué presentar irremediablemente alteraciones cognitivas y/o conductuales. En ocasiones se han vinculado las altas capacidades con la presencia de problemas o alteraciones; sin embargo, tener altas capacidades no tiene por qué ser sinónimo de presentar dichas dificultades.
Su excesiva sensibilidad hacia el mundo que les rodea y hacia las injusticias puede desembocar en una inestabilidad emocional que conlleve la presencia de alteraciones emocionales y conductuales. Sus comportamientos pueden oscilar entre conductas agresivas -verbales o físicas- (rebeldía o negativa hacia las normas establecidas), o bien pasivas (se abstraen del mundo exterior y se crean un mundo paralelo, donde ausentarse de cualquier contacto social).
Debemos crear un buen clima, siendo flexibles y abiertos. Del mismo modo, tenemos que estimular sus intereses, aumentando su tolerancia a la frustración (hacer hincapié en que no importa que cometamos errores, pues de ellos aprendemos). Por último, es muy importante que se sientan escuchados y comprendidos, fomentando su autoestima.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo” (B.Franklin).
Escrito por: Ana Jiménez, neuropsicóloga de Clínica Uner