Recomendaciones para el hombro doloroso

El hombro doloroso en las hemiplejias es una de las complicaciones más frecuentes tras un ictus (entre un 34% y un 84%). En ocasiones, aparece en la fase inicial durante las primeras semanas, pero lo más habitual es que se presente pasados 2-3 meses.

El dolor de hombro es un factor muy importante que afecta al día a día del paciente, limitándolo en el desarrollo de actividades funcionales y dificultando y enlenteciendo el proceso de rehabilitación. Por este motivo, resulta de especial interés analizarlo detenidamente.

¿Qué causa el hombro doloroso?

 

Según los estudios realizados hay varios factores que pueden producir ese dolor tan incapacitante de hombro, aunque todos habría que evaluarlos en persona según cada paciente y seguir el tratamiento indicado. Entre las causas más comunes nos encontramos con:

Subluxación gleno-humeral

Generalmente debido a la hipotonía muscular (disminución del tono muscular), la musculatura encargada de mantener la cabeza del húmero en la fosa glenoidea no cumple su función, dando lugar a esta subluxación. Es una lesión visiblemente muy llamativa ya que se produce el signo del “hachazo” debajo del acromion.

Alteraciones del manguito rotador

El manguito rotador lo componen cuatro músculos (Supraespinoso, Infraespinoso, Redondo mayor y Subescapular). En la fase inicial del ictus las estructuras que conforman la articulación del hombro son bastante vulnerables de sufrir tendinosis, bursitis, roturas parciales de tendones o ligamentos.

Esto ocurre incluso en fases más avanzadas debido, en numerosas ocasiones, a las transferencias o las movilizaciones incorrectas, como por ejemplo, coger al paciente por el hombro o tirar del brazo. Al tratarse del lado afecto la sensibilidad es menor y la persona afectada puede no manifestar dolor, haciendo que esta maniobra sea perjudicial y acumulativa, pudiendo causar incluso lesiones irreversibles.

 

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Representación de rotura del Manguito Rotador

 

Espasticidad y contracturas

La lesión neurológica tiende a aumentar el tono flexor en las extremidades superiores, afectando a toda la musculatura intrínseca del hombro originando así contracturas que dan lugar a dolores locales e irradiados.

También a una retracción y limitación de movilidad en la escápula y demás estructuras del hombro.

Esta publicación va más enfocada hacia estos últimos, aquellos a quienes no han diagnosticado ninguna estructura lesionada en el hombro y que no padecen subluxación, que por lo general es una amplia mayoría de las personas con hemiplejia, ya sea derecha o izquierda.

 

Prevención del hombro doloroso: higiene postural, correcto manejo del miembro superior y calor seco

 

Lo más importante es la prevención. Comenzaremos con una buena higiene postural durante posturas prolongadas. Hay que evitar dejar el brazo literalmente “colgando”, ya que se ejerce un efecto de tracción constante sobre el brazo que la musculatura no puede soportar. Por lo que, al estar sentados, que será la postura en la que pasaremos más tiempo, debemos mantener el hombro en una posición ligera de separación y rotación externa. Podemos ayudarnos de alguna almohada para apoyar el antebrazo o colocar esa almohada entre nuestro cuerpo y el brazo.

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Al estar en la cama tumbado boca arriba, si referimos dolor podemos colocar una almohada fina bajo la escápula del lado afecto de manera que se mantenga la protracción de hombro y así el brazo descanse en una posición correcta de extensión de codo, muñeca en dorsiflexión y los dedos extendidos.

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En el caso de estar tumbados de lado sobre el lado sano, ya debemos de ir haciendo cambios posturales que trataremos en otro artículo, colocaremos el brazo hemipléjico sobre una almohada frente a este y elevado a unos 90º aproximadamente con la escápula protruida. La almohada debe colocarse a lo largo de toda la longitud del brazo y hasta la axila.

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Otro de los aspectos a tener en cuenta, y que hemos mencionado antes es el cuidado en el manejo del miembro superior durante las transferencias o actividades como el aseo personal,  el vestido y desvestido. Es importante tener en cuenta que el familiar o persona cuidadora nunca debe traccionar del brazo.

Por ejemplo, una buena toma para ayudarle a pasar de la silla a de pie o a otra silla sería o bien tratando de aligerar el peso del brazo con un agarre suave bajo el codo o, como mejor opción, pasando nuestros brazos por debajo de sus axilas y colocando nuestras manos a la altura de sus omoplatos.

Además, podemos aprovechar las propiedades del calor seco (manta eléctrica, saco de semillas..) ya que aumenta la vascularización y disminuye la tensión arterial debido a la vasodilatación, disminuyendo así las inflamaciones crónicas y las contracturas y creando un efecto analgésico. Podemos aplicar calor seco en la zona del hombro y del omóplato, aunque nunca más de 30 minutos. Debemos tener en cuenta que este consejo no es aplicable en personas con varices, linfedema, heridas abiertas, úlceras o quemaduras en la zona y mucho menos en personas que no tengan una buena sensibilidad de la zona ya que no serán conscientes de la temperatura y corren el riesgo de quemarse.

Como siempre, os recomendamos que nos consultéis directamente para aconsejaros de forma individual y más precisa. Y sobre todo, os animamos a practicar la prevención para eliminar posibles secuelas, daños añadidos o medicaciones evitables.

Escrito por: Sonia Urbón, fisioterapeuta de Clínica Uner

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