Beneficios de la terapia acuática en la rehabilitación del daño cerebral

Una búsqueda rápida en internet lo deja claro: El agua es esencial para la vida.

A lo largo de la historia, numerosas civilizaciones han utilizado el agua como alma mater, uniendo a la humanidad y creando un planeta mejor. En nuestro día a día podemos utilizar el agua para numerosas actividades, tanto saludables como lúdicas. Desde hace siglos, se han organizado centros de salud en torno a fuentes de agua como las termas o los balnearios, y de un modo u otro, eso nos ha llevado en la actualidad a plantear el medio acuático como un ambiente idóneo para la neurorrehabilitación.

La terapia acuática goza de popularidad en la rehabilitación debido a las diversas propiedades del agua, cuya aplicación en el tratamiento de diversas patologías, muchas de ellas derivadas del daño cerebral, puede propiciar la recuperación o mejora de multitud de funciones.

Beneficios de la terapia acuática

El simple hecho de sumergirnos dentro del agua con una temperatura adecuada desencadena numerosas respuestas fisiológicas que producen cambios o adaptaciones en nuestros cuerpos. Esto dependerá del nivel de inmersión y de factores propios del agua como la presión hidrostática (peso del agua sobre nuestro propio cuerpo) o el equilibrio hidrostático (relación entre las distintas fuerzas de las masas en el medio acuático).

Entre los efectos fisiológicos de la terapia acuática encontramos beneficios para:

  • Sistema respiratorio: aumenta el volumen sanguíneo y provoca un mayor trabajo respiratorio.
  • Sistema cardiovascular: aumenta el retorno venoso y linfático.
  • Sistema renal: Dentro del agua el volumen sanguíneo se desplaza desde la periferia hacia el corazón y los riñones, produciendo un efecto de diuresis que favorecerá la orina y la consecuente rehidratación, renovando así los fluidos corporales.
  • Sistema músculo esquelético: Dentro del agua el cuerpo flota y el peso que experimentamos es menor, siendo muy positivo para los rangos articulares y la carga articular. Esto facilitará el realizar ejercicio terapéutico con más seguridad, siendo muy interesante para pacientes que, de otra manera, tendrían más dificultad al realizarlos en tierra, como aquellos que padecen osteoporosis.
  • Sistema neuromuscular: Dentro del agua, el tono muscular se regula debido a que se favorece que los estímulos propioceptivos y táctiles se integren de una manera más correcta.

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Beneficios de la terapia acuática sobre la actividad cerebral

A todos los efectos positivos de la terapia acuática mencionados anteriormente, podemos sumarle el que se obtiene sobre la actividad cerebral, lo que la convierte en un ejercicio terapéutico altamente recomendable en la neurorrehabilitación de pacientes con daño cerebral, tanto adultos como pediátricos.

Resulta relevante como varios estudios recogen datos sobre un mayor registro de la actividad cortical para las áreas sensoriales y motoras, debido a que dentro del medio acuático tenemos que hacer frente a numerosas demandas provenientes de diversos estímulos. Esto propicia una mayor producción de neuroprotectores (organismos que previenen, mitigan o retrasan los procesos neurodegenerativos) gracias al aumento del gasto cardiaco.

Nuevos avances de la terapia acuática

Con todo esto, no debemos olvidar el hecho de que la terapia acuática es una herramienta que está en constante evolución, y hoy en día sigue publicándose más literatura científica.

Un ejemplo sería el aprendizaje y la neuroplasticidad (capacidad del cerebro para modificar su estructura y capacidad de organización), ambos objeto de varios experimentos actualmente, en los que se está intentando probar la relación de una inmersión acuática con un supuesto efecto que quedaría impreso en nuestros niveles de excitación cortical (más conocido como arousal), lo cual facilitaría al aprendizaje y a la neuroplasticidad.

Si nos detenemos específicamente en el tratamiento acuático en pacientes con patologías neurológicas, nos encontramos ante un campo en constante evolución, con una literatura bastante reciente y una apuesta por parte de los programas de neurorrehabilitación al considerarse uno de los enfoques de tratamiento más actuales.

Llama la atención en especial como la terapia acuática contribuye a la mejoría del control postural, mejorando la capacidad anticipatoria de la musculatura estabilizadora tanto global como local. Como reacción en cadena, podemos obtener mejoras en las habilidades motoras, ya que la búsqueda constante del centro de gravedad obliga a nuestro cuerpo a planificar soluciones en las que las funciones cognitivas tienen plena implicación. Esto lo podríamos comprobar en la marcha, donde estamos constantemente reajustando la velocidad, la cadencia del paso o la estabilidad.

En las patologías de origen neurológico uno de los problemas más serios es la pérdida de consciencia sensorial que en ocasiones causan las disfunciones motoras adquiridas. Esto supone una pérdida de experiencias motoras, lo cual conlleva una reorganización plástica del sistema nervioso y puede forzar estrategias compensatorias como la compensación visual al no recibir los inputs sensoriales correctamente.

El medio acuático elimina esa dependencia visual al distorsionar la imagen del cuerpo sumergido y, por otra parte, tal y como hemos comentado previamente, flotar altera la percepción que tenemos sobre la verticalidad y horizontalidad, fomentando la capacidad de adaptación de nuestro sistema nervioso hacia el aprendizaje y la planificación.

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La terapia acuática, un ejercicio transdisciplinar

La creciente demanda por la terapia acuática a lo largo de estos años ha propiciado la aparición de varios métodos de tratamiento en el medio acuático, como los métodos Bad ragaz y Halliwick, o la adaptación de ejercicios acuáticos terapéuticos como el Ai Chi Clínico.

No obstante, la tendencia de los equipos transdisciplinares en la actualidad está consiguiendo que varias disciplinas se vayan abriendo más hacia la posibilidad de trabajar en el agua.

La terapia ocupacional regula el entorno acuático en función de las demandas del paciente con el fin de ganar mayor participación de manera independiente para las diversas áreas de ocupación y fomentar patrones de desempeño funcionales.

Los beneficios fisiológicos previamente comentados han despertado la motivación en el campo de la logopedia para plantear las posibilidades que el agua abre como medio de trabajo. De este modo, la terapia resistida en el agua, el control de la respiración o el entrenamiento de la musculatura respiratoria en el agua suponen una herramienta seria y afianzada en los tratamientos para la disfagia.

En definitiva, el medio acuático es una herramienta que nos ayuda en la misión de propiciar el cambio que buscamos en nuestros pacientes para mejorar en la calidad de vida e independencia funcional.

En Clínica Uner llevamos 3 años ofreciendo tratamientos de terapia acuática, siendo conscientes de los resultados que pueden obtenerse, y es por ello que lo incluimos y lo consideramos siempre como una opción más en el enfoque de nuestros planes de tratamiento.

 

Escrito por: Álvaro Entrena Casas. Fisioterapeuta en Clínica Uner.

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