Cadena de solidaridad: un carro para Rodrigo

Clínica Uner y Fundación Uner, juntas, tienen el poder de conectar a personas que lo necesitan con recursos que les ayudarán a conseguir sus objetivos con mayor facilidad. Sabemos que, en ocasiones, la aparatología es un recurso costoso que podría impedir que los progresos de nuestros pacientes se dieran con la intensidad necesaria. Por este motivo, apoyar a las familias en la obtención de recursos es uno de nuestros pilares básicos. Alicia, nuestra trabajadora social, se encuentra siempre buscando nuevas formas de obtener apoyo y aliviar la carga de todas las familias del centro. El proyecto “Cadena de Solidaridad” es una muestra de como podemos aprovechar la gran familia que somos para conectarnos entre sí y lograr grandes logros.

Cadena de solidaridad. Un caso de alegría doble.

En Clínica Uner no entendemos la palabra imposible, nos resultaría un freno que no podemos permitirnos. Por este motivo trabajamos día a día como si nada lo fuese. Y esta forma de actuar nos lleva a casos tan gratificantes como el que os contamos hoy.

La familia de uno de nuestros niños recibió hace tiempo la terrible noticia de que su hijo nunca podría andar. Tras mucho trabajo y esfuerzo por parte de él y su familia, hoy ese “no se puede” se ha convertido en SÍ SE PUEDE. Su hijo puede andar y el carro con el que se movía ya no le resulta necesario. Por esta razón han decidido donarlo a Fundación Uner para que otra familia que lo necesite pueda aprovecharlo.

Querían multiplicar su alegría a través de la cadena de solidaridad ya que para ellos la donación de su carro supone el éxito de haber podido conseguir que su hijo pueda andar y la posibilidad de ayudar a otros padres que se encuentran en la misma situación que ya vivieron ellos antes.

Cadena de solidaridad. Un carro para Rodrigo.

El carro que nos ofrecieron ha resultado ideal para Rodrigo, uno de nuestros pacientes. Y hoy, por fin, podemos hacer que sus padres ya no tengan que llevarle en brazos en todo momento, como estaban haciendo hasta ahora, porque no tenían un carro adecuado para él. 

Sabíamos que con las adaptaciones necesarias podíamos conseguir que fuera útil y funcional para él y su familia, y así lo hicimos. Se realizó además un asiento de escayola para poder adaptar bien el arnés y que su cabeza vaya mejor posicionada. De este modo, Rodrigo podrá disfrutar de actividades familiares en la calle y sus padres podrán relajarse tomando un café o jugando con su hermanito pequeño en el parque con la garantía de que Rodrigo se encuentra siempre en la posición adecuada y sus movimientos son más funcionales ya que tanto el nuevo carro como el asiento de escayola “le obligan a hacerlo de la manera correcta”.

Sabemos que no será un cambio fácil ya que para cualquier niño con problemas sensoriales pasar de los brazos de papá y mamá a un asiento supone un gran esfuerzo y grandes dosis de miedo. No oír bien, no ver bien o sentir que todo a su alrededor se mueve muy rápido harán que necesite recuperar el calor de sus padres, pero poco a poco y con la capacidad de esfuerzo y superación que ya nos han demostrado, familia y niño irán adaptándose a esta nueva situación que será finalmente beneficiosa para todos. El llanto de hoy, con amor y cariño, se convertirá en mayor autonomía y un pasito más en la lucha por su independencia. 

Mientras tanto, desde Fundación Uner, seguiremos apoyándoles en todo lo que necesiten y conectando a las personas a través de una gran cadena de solidaridad.

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